domingo, 1 de enero de 2012

DESTREZAS DE APTITUDES PERSONALES

“EL CAMBIO”
El cambio es inevitable y es un factor omnipresente a lo largo de la vida de todos nosotros. El ritmo acelerado de la innovación implica que el único enfoque práctico consiste en adoptar actitudes y emociones que acojan positivamente el cambio y que nos ayuden a adaptar y aprovechar las nuevas formas de hacer las cosas en el ámbito de nuestro trabajo y en el de nuestra vida social.
La alternativa –el oponerse al cambio- no provocará otra cosa que fricciones y estrés. Paradójicamente este mundo cada vez más complejo e impulsado por la tecnología podría tener más fácil la búsqueda de factores de éxito difíciles de encontrar dado que, según opinan los gurús de la dirección  de empresas, son las personas –motivadas, creativas y flexibles- las que, en última instancia, marcan la diferencia entre una y otras empresas. Pues ni los sistemas, ni las estrategias de marketing tampoco bastarán para lograrlas, y sí lo conseguirán las personas con imaginación y fuerte convicción.
“ZONA DE COMODIDAD”
Dedicar demasiada atención a nuestra zona de comodidad es una decisión asesina: mata la pasión, el deseo y la motivación para realizar nuestros sueños. Aunque esta exista para protegernos de los pensamientos y sentimientos que percibimos como dañinos e incómodos, tenemos que ampliarla, si con su tamaño actual no sirve para gobernar nuestras vidas.
Actuar es clave; realizar acciones concebidas para que nos vayan acercando hacia nuestras metas y objetivos. Las personas acostumbradas a tener éxito reconocen que su zona de comodidad siempre está presente, pero se han acostumbrado a manejarla.

“LA CREATIVIDAD”
A menudo, la creatividad no consiste más que en encontrar la manera mejor de hacer las cosas: hacerlas más rápido, más eficazmente, disfrutando más, etc.
Cuando tenga ideas y pensamientos verdaderamente interesantes, reténgalos rápidamente, y tenga cuidado con esas frases asesinas del tipo de “esto nunca dará resultado”, que puede eliminar de raíz, nada más nacer, una brillante idea. Utilice las técnicas con las que se sienta más cómodo y cambie de unas a otras según convenga al problema que tenga entre manos. La clave estriba en utilizarlas, ya que el conocimiento no sirve de nada si no se aplica.
Genere tantas ideas como pueda, y seleccione aquellas con las que pueda trabajar, en lugar de esperar melancólicamente a que surja “la gran idea”. Recuerde: “listos… fuego… apunten”

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